Hace algún tiempo, una madre escribió una carta conmovedora a su hijo, que se volvió viral en poco tiempo. Sus palabras emocionaron a miles de usuarios en las redes sociales. Aunque desconocemos el nombre de la autora, esperamos que disfrutes de su carta y, sobre todo, que valores cada una de las palabras que ha escrito.
Nuestros padres son una figura de protección y resguardo desde el momento en que llegamos al mundo. Están siempre a nuestro lado, cuidándonos y brindándonos todo lo que necesitamos. Sus brazos nos reciben cuando estamos tristes o desolados, y nos aceptan tal como somos, con nuestros defectos y virtudes.
Por todo esto y mucho más, como hijos, debemos guardarles un profundo respeto. Sin embargo, lo más importante es poder ofrecerles ese amor incondicional que nos brindan cada día de nuestras vidas. Desde el momento en que nacemos, hacen un esfuerzo incansable por vernos felices y ayudarnos a alcanzar nuestras metas y sueños.
El amor que nos tienen es tan grande que, en más de una ocasión, sacrifican sus propios sueños para ver nuestro éxito. Lamentablemente, nadie es eterno en esta vida, por lo que lo mejor que podemos hacer es demostrar cuánto los amamos mientras están a nuestro lado.A continuación podrás leer lo que decía la carta:
“Amado hijo:
Te escribo esta carta con la sinceridad que viene desde los más profundo de mi corazón y sobre todo amor por ti. Con esta carta solo quiero reafirmar mi profundo amor y admiración por ti, por ser esa niño tan bueno, bondadoso y honesto que te has convertido. Le pido a Dios y al universo que llene tu vida de momentos maravillosos y sobre todo que en tu corazón reine el amor y la felicidad.
En esta carta también quiero pedirte algo y es que cuando mis piernas ya no puedan ir detrás de ti y mis brazos no puedan ir a recibirte y levantarte como hasta ahora, tengas la paciencia necesaria para ralentizar tu paso y llevarme de tu mano. Quiero que entiendas que la vida es un ciclo en el cual naces, creces, llegas a la adultez y luego inevitablemente a la vejez, convirtiéndote nuevamente en niño, pero en el cuerpo de un anciano.
Quizás te repetiré las mismas historias y anécdotas una y otra vez o tal vez pida repitas nuevamente lo que me estas contando porque no te escucho o simplemente haya perdido el hilo de la conversación. Cuando ese momento llegue por favor llénate de paciencia y tolerancia, no pienses que hago esto para arruinar tus días o amargar tu vida. Lo único que quiero es poder seguir siendo una parte importante de tus días y conocer cuáles son tus preocupaciones y miedos.
Posiblemente lleguen momentos en que quiera comer algo que sea dañino para mi salud, intenta explicarme con mucha tolerancia el por qué no debo hacerlo, así como cuando yo lo hice contigo en aquellos momentos en que querías comer dulces todos los días y no podías hacerlo porque podían dañar tus dientes.
No dejes de vivir experiencias nuevas conmigo, ten paciencia, tal vez no pueda llevarte el ritmo, pero por lo menos pasaremos momentos maravillosos llenos de risas y anécdotas nuevas para contar. Así como cuando tú eras apenas un bebé y fui yo que con mucho amor y paciencia te enseñé a caminar, correr, hablar, abrazar y todo lo que hoy en día eres.
Es por eso que también quiero agradecerte porque me enseñaste lo maravilloso que puede ser Dios conmigo por premiarme con tu presencia cada día de mi vida. Por último, disfrutemos cada momento juntos que vida nos regale, compartamos risas, abrazos y anécdotas. Atesorémoslo como el ultimo cada día que la vida nos regala.”